Mi casa construida de abobé, desde su portón hasta las bodegas de sus alrededores, tenían un regalito solo para mi. Debido a las lluvias, las constantes entradas y cerradas del portón comenzó a desmoronarse una pequeña parte de el y así fue como ese trocito estaba justo fuera de mi hogar. En el limite entre lo privado (mi hogar) y lo publico (el espacio entre mi casa y la locomoción). Algo más característico que el abobé no podía encontrar, ya que tenia completa relación con mi paisaje, con mi diario vivir además de ser la protección de mi hogar.
Lo metí en mi bolso y seguí mi recorrido habitual, eran las 8:40am de un día viernes 6 de junio del presente año.
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